Suecia es un de los países más ricos y prósperos del mundo. Ha desarrollado, una economía sólida, especializada y altamente diversificada al igual que, un uso eficiente y racional de sus recursos naturales y humanos. Sin embargo, no siempre fue así. Durante varios siglos fue también pobre, agrícola e inclusive, analfabeta. El país que hoy brilla vivió, hasta no hace muchas décadas, largos periodos oscuridad, hambre y aislamiento. A pesar de este pasado, Suecia rompe con todo pronóstico e incluso, hasta con su misma historia.
El desarrollo de su industria data de mediados del siglo XIX, cuando en algunas regiones del país se inicia un proceso de industrialización ligada, en su mayor parte por un lado, con el desarrollo de la industria de madera y luego, con la producción de celulosa para la fabricación de papel. Por otro, con el trabajo en las minas y su posterior uso industrial. Sin embargo, es a mediados del siglo XX y después de la segunda guerra mundial cuando la industria y la economía sueca alcanzan su mayor desarrollo y expansión. Reconocidas empresas hoy en día, como Volvo, Alfa Laval, Ericsson entre otras, que alguna vez fueron pequeñas y locales, escaparon de su frontera original para convertirse en multinacionales, que compiten internacionalmente con productos, soluciones técnicas y servicios avanzados, confiables y sofisticados.
El milagro sueco suele ser atribuido a la combinación acertada de varios factores entre los cuales, se destacan: el recurso humano, el capital y la participación activa, eficiente y racional del Estado. Tres factores, que en el caso sueco permitieron la transición de un país atrasado y a un país moderno con gran poder adquisitivo.
Suecia ofrece a sus ciudadanos un elevado nivel de bienestar, calidad de vida y medio ambiente. En términos colombianos, es un “buen vividero”. Los suecos, incluyendo los ciudadanos inmigrantes o de origen inmigrante, son relativamente pocos, aproximadamente 9 millones. Sin embargo, son en su gran mayoría altamente calificados, productivos laboralmente, bilingües o con conocimiento generales de otras lenguas como el inglés, alemán, francés y, durante los últimos años, el español. Muchos de ellos han desarrollado habilidades para las cosas prácticas, el diseño y la técnica. La gran mayoría ha desarrollado un interés y curiosidad por el mundo, los viajes, las culturas. Sin olvidar, su pasión por la naturaleza y los deportes.
Los suecos son consumidores en su mayoría exigentes. Están acostumbrados a leer, comparar, revisar y analizar los productos que compran. En algunos casos sus decisiones económicas están influidas por criterios éticos como por ejemplo: el cuidado y la protección del medio ambiente o la justicia y equidad social en la producción y el nivel de salarios. Valores, que van más allá de la lógica tradicional costo-beneficio o de los precios bajos a costos de mayor deterioro ambiental ambiental y pobreza. Todo esto hace mucho más exigente pero, a la vez, interesante y rentable la competencia en este mercado.
Suecia ofrece oportunidades interesantes para los Colombianos por todos los ángulos que se mire. Desde el punto de vista comercial este país tiene puertos claves en la costa oeste como Gotemburgo, que potencialmente puede utilizarse para la entrada y posterior distribución de los productos colombianos al mercado nórdico. Tecnológicamente, el país es un claro ejemplo de desarrollo, aplicación, innovación continua de soluciones en informática, telecomunicaciones y demás tecnologías modernas. En educación, las universidades, escuelas libres e institutos suecos además de estar en su mayor parte subsidiados, compiten a nivel internacional. En cuanto los criterios éticos y valores fundamentales que guía la sociedad, Suecia se ha esforzado no solo en predicar sino también en llevar a la práctica valores internacionalmente aceptados como la solidaridad, la equidad, el respecto, la dignidad, las libertades de expresión entre muchas otras más.
Suecia ofrece a sus ciudadanos un elevado nivel de bienestar, calidad de vida y medio ambiente. En términos colombianos, es un “buen vividero”. Los suecos, incluyendo los ciudadanos inmigrantes o de origen inmigrante, son relativamente pocos, aproximadamente 9 millones. Sin embargo, son en su gran mayoría altamente calificados, productivos laboralmente, bilingües o con conocimiento generales de otras lenguas como el inglés, alemán, francés y, durante los últimos años, el español. Muchos de ellos han desarrollado habilidades para las cosas prácticas, el diseño y la técnica. La gran mayoría ha desarrollado un interés y curiosidad por el mundo, los viajes, las culturas. Sin olvidar, su pasión por la naturaleza y los deportes.
Los suecos son consumidores en su mayoría exigentes. Están acostumbrados a leer, comparar, revisar y analizar los productos que compran. En algunos casos sus decisiones económicas están influidas por criterios éticos como por ejemplo: el cuidado y la protección del medio ambiente o la justicia y equidad social en la producción y el nivel de salarios. Valores, que van más allá de la lógica tradicional costo-beneficio o de los precios bajos a costos de mayor deterioro ambiental ambiental y pobreza. Todo esto hace mucho más exigente pero, a la vez, interesante y rentable la competencia en este mercado.
Suecia ofrece oportunidades interesantes para los Colombianos por todos los ángulos que se mire. Desde el punto de vista comercial este país tiene puertos claves en la costa oeste como Gotemburgo, que potencialmente puede utilizarse para la entrada y posterior distribución de los productos colombianos al mercado nórdico. Tecnológicamente, el país es un claro ejemplo de desarrollo, aplicación, innovación continua de soluciones en informática, telecomunicaciones y demás tecnologías modernas. En educación, las universidades, escuelas libres e institutos suecos además de estar en su mayor parte subsidiados, compiten a nivel internacional. En cuanto los criterios éticos y valores fundamentales que guía la sociedad, Suecia se ha esforzado no solo en predicar sino también en llevar a la práctica valores internacionalmente aceptados como la solidaridad, la equidad, el respecto, la dignidad, las libertades de expresión entre muchas otras más.
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Este artículo fue escrito para la pagina web de la Camara de Comercio Ccolombo-Sueca en Estocolmo en la cual hago parte activa.